Hoy os traigo uno de los libros más bonitos con los que me he topado últimamente.
Además, es de una de mis autoras favoritas, Beatrice Alemagna, no solamente por sus textos sino también por sus ilustraciones.
Este álbum ilustrado nos hará reflexionar sobre los cambios que ha producido la tecnología en nuestra vida, sobre el poder de la naturaleza, sobre la felicidad de las pequeñas cosas...
Es muy muy bonito y gustará tanto a niños como a adultos.
¿OS VENÍS A CONOCERLO?
(PINCHAD EN LAS IMÁGENES PARA VERLAS MÁS GRANDES)
-Título: Un gran día de nada
-Autora: Beatrice Alemagna
-Editorial: COMBEL
Todo comienza cuando una madre y su hijo llegan a la casa de vacaciones, en mitad del bosque, con la misma lluvia de siempre.
Desde el principio del libro, se puede observar la diferencia de entusiasmo entre la madre y el niño.
Ella, tranquila, escribe día a día, al lado de la ventana; Él, por contra, se tumba en el sofá, coge su videoconsola y se pone a matar marcianos, a la vez que piensa en la cantidad de cosas que su padre le habría enseñado fuera.
Un día, ella le recrimina a él su actitud, diciéndole que se ponga a hacer algo, que no puede ser que se pase el día con el juego.
Le esconde la maquinita, pensando que esta es la solución a los problemas y él, a escondidas, la vuelve a recuperar, saliendo de casa sin que ella se de cuenta...
Fuera, no para de llover, así que el niño se viste con su chubasquero y sus botas de agua. Por supuesto, el juego va con él, escondido en el bolsillo.
TODO PARECE MUY MUY ABURRIDO...
El niño empieza a andar, adentrándose en la naturaleza. Se encuentra con una colina y luego con un lago lleno de piedras.
Al acercarse a él... EL JUEGO SE LE CAE AL AGUA. Por mucho que intenta recuperarlo, no puede.
Todo empieza a parecerse a una gran tragedia.
Y claro... ¿qué hacer entonces, sin juego, sin diversión y con tantísima lluvia?
En ese mismo momento, aparecen unos caracoles y él se atreve a tocarles las antenas. Los animales le advierten que allí, en el bosque, hay mucho que ver.
Así, coge un sendero y se pone en camino, dispuesto a andar.
Descubre setas venenosas, que le recuerdan al olor de la bodega de su abuelo, donde buscaba cosas preciosas de pequeño; Hunde sus manos en la tierra mojada, y se da cuenta que hay muchas cosas escondidas bajo tierra; Se fija en el efecto de los rayos de sol...
Corre rápidamente, disfrutando de todo aquello, hasta que se cae colina abajo. Tumbado en el suelo, descubre cómo se ve el mundo al revés.
Después, trepa a un árbol, para ver cómo se ve el mundo desde arriba, se bebe el agua que cae de las hojas, respira aire fresco, salta sobre los charcos, habla con los pajarillos...
En definitiva, explora y explora sensaciones que o no conocía o las tenía olvidadas.
Así, finalmente, llega a casa, empapado. Se mira al espejo, y ve la sonrisa de su padre.
Y, por primera vez, tiene ganas de contarle a su madre todo lo que ha hecho fuera, todo lo que ha aprendido y disfrutado. Por primera vez, la entiende.
Pero no hablan, no. Simplemente se sientan con una taza de chocolate caliente, se miran y disfrutan de ese día tan mágico, de ese GRAN DÍA DE NADA.
¿Qué os parece? A mi me enamoró la primera vez que lo leí, y cada vez que me reencuentro con él me vuelvo a enamorar más si cabe.
Con tan pocas palabras dice muchísimo, y eso solo lo consiguen los grandes libros.
A los adultos nos llevará de nuevo a la infancia, a la época de vivir aventuras (o eso es lo que me produce a mi) y a los niños los ayudará a valorar todo lo que ofrecen las cosas más insignificantes, todo lo que ofrece la naturaleza más pura.
Además, podremos reflexionar con él sobre las difíciles relaciones entre padres e hijos, más aún cuando existen gustos y experiencias diferentes.
Con respecto a las ilustraciones, ya os digo que soy una grandísima fan de la autora. Me parecen preciosas, más incluso que los textos.
En mi opinión, hace un uso del color buenísimo. Leyendo el cuento, te transportas automáticamente a ese mismo paisaje, a ese mismo bosque donde no para de llover.
Además, las caras de los protagonistas están llenas de expresividad, entendiendo cómo se sienten en todo momento.
En resumen, un libro muy muy bonito, de los que merece la pena tener en la librería para leerlo en los días de lluvia junto a la chimenea.
Espero que os guste.
Hasta mañana :)
vaya pinta... has leído el libro de educar en el asombro? es sobre esto???
ResponderEliminarHola Esther. No he leído ese libro, pero a raíz de tu comentario me he puesto a investigar y lo voy a leer. Muchas gracias por la recomendación. Este es genial, muy muy bonito. Un imprescindible tanto por historia como por ilustraciones. Habla de la belleza de las pequeñas cosas, de todo lo que puede enseñar la naturaleza, de las relaciones de padres e hijos... Es maravilloso :)
EliminarNo lo he leído, lo tengo reservado en la biblioteca, pero me da que tiene que ver con este cuento que hoy nos has traído. Gracias a ti por enseñarnos tantos cuentos.
EliminarEs un libro precioso, pero..alguna mención a la muerte del padre? Creo que es transcendental en la historia.
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