Hola:
Hoy os traigo uno de los libros pertenecientes a la saga de "Ernesto y Celestina", que Gabrielle Vincent (cuyo nombre real era Monique Martin) publicó durante las décadas de los 80 y 90. Los 30 libros que componen la colección se convirtieron rápidamente en un éxito, gracias a la ternura de sus historias y a sus bellas ilustraciones, realizadas en acuarela.
Los protagonistas de estos cuentos son Ernesto, un oso muy grande y protector y Celestina, una ratita diminuta, alocada, muy inteligente y a la que se le ocurren normalmente muy buenas ideas. Ambos son amigos del alma, y se ayudan y protegen mutuamente en todo momento.
Tanto éxito han tenido los libros entre el público infantil que hace unos años se hizo, incluso, una película de animación dedicada a ellos.
¿OS VENÍS A CONOCER ESTE TIERNO LIBRO?
(PINCHAD EN LAS IMÁGENES PARA VERLAS MÁS GRANDES)
-Título: Ernesto y Celestina Músicos callejeros
-Autora: Gabrielle Vincent
-Editorial: KALANDRAKA
Empieza el libro presentándonos el conflicto a resolver: la lluvia ha empapado el desván de Ernesto y Celestina, así que ambos deben arreglar el tejado antes de que llegue el invierno. Y claro, el problema es que esa reparación es muy cara, así que el oso no sabe de dónde van a sacar el dinero.
Por fortuna, a Celestina se le ocurre una muy buena idea, como de costumbre. Le pide a su amigo que busque su violín.
Él se niega, alegando que es muy tarde, así que ella se anima y va a buscarlo sola.
Busca que te busca, finalmente lo encuentra y se lo lleva a Ernesto, pidiéndole a continuación que toque para ella.
Él, que es un poco negativo (como os estaréis dando cuenta) le dice que de eso nada, pero ella insiste e insiste, explicándole que tiene una gran idea.
Como sabe que su amiga no va a parar hasta que toque, se pone a ello, a pesar de su cansancio. Celestina, mientras tanto, lo escucha maravillada, y le dice que al día siguiente irán a tocar a la calle.
Efectivamente, y después de que él se lo prometiera, al día siguiente se dirigen a dar un concierto urbano, a pesar de las reticencias de él, que no acaba de visualizar el plan.
Una vez que llegan a la calle, el oso se pone muy nervioso, así que la ratita le dice que debe cerrar los ojos y ponerse a tocar.
¿Conseguirán dinero? Pues va a ser que no. De hecho, nadie le echa ni una sola moneda...
Ernesto entonces toma una drástica solución: el violín se ha acabado para siempre. Nunca más volverá a tocar.
Pero, por fortuna, ahí está su amiga para quitarle esas locas ideas de la cabeza. La ratita le propone que al día siguiente volverán a la calle, y esta vez ella cantará a la vez que él toca.
Después de mucho ensayar en casa, a la mañana siguiente se dirigen a la calle. Ahora es Celestina la que está muy nerviosa, y ahora es Ernesto el que la tranquiliza y le pide que cierre los ojos.
Así, uno toca y la otra canta... y esta vez sí que les echan monedas, muchas monedas...
¿Qué pasará al final? ¿Arreglarán el tejado con el dinero recaudado? Pues no os desvelo el final, aunque ya os digo que lo mismo os lleváis una sorpresa.
Precisamente es esta parte del cuento la que más me sorprende, y más teniendo en cuenta que estos libros se publicaron entre los 80 y los 90, ya que la autora se olvida completamente de la moralina y nos ofrece un comportamiento por parte de ambos que no es demasiado políticamente correcto desde el ámbito educativo, aunque sí bastante corriente entre el género humano.
Claro, que esto no tiene por qué ser un contra, ya que podéis hablar con los niños sobre ese final, sobre si ellos consideran que esa es la decisión adecuada o no.
Como veis, es una historia muy sencillita, igual que ocurre con los otros títulos de la colección.
Lo que me gusta a mi de estos cuentos es que son de estilo muy clásico, son cuentos "de los de toda la vida". En ellos se refleja la amistad, el compañerismo, la ayuda a los demás, la importancia de ser positivos en esta vida... Son libros muy adecuados para los más pequeños de la casa (a los niños algo mayores es posible que las historias se les queden algo cortas).
Pero, dicho esto, aclaro que lo que más me gusta de esta saga son las ilustraciones en acuarela, que no pueden ser más bonitas. Son dibujos tremendamente delicados, que desprenden ternura y dulzura por todos lados.
Poco más que añadir. Espero que os gusten.
Nos vemos mañana con más recursos.
Feliz día :)
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